La orientación e inclinación óptimas de los paneles solares inciden directamente en el rendimiento de la instalación fotovoltaica, o lo que es lo mismo, en su aprovechamiento de las horas de sol disponibles; por tanto, son factores clave para alcanzar el objetivo último de cualquier instalación, que es conseguir el equilibrio entre un aprovechamiento eficiente de la energía producida con la menor inversión económica.
En el plano puramente técnico, la orientación óptima de los paneles o módulos fotovoltaicos se define, en primer lugar, condicionada por la latitud del emplazamiento, que marca la inclinación ideal que deberá tener la estructura y que se seguirá en la medida en que la superficie disponible lo permita. Adicionalmente entran en juego otros factores como potenciales sombras sobre los módulos, lo cual obliga a plantear concienzudamente su distribución en la superficie disponible, entendido esto como la elección de espacios a ocupar, pero también la decisión de cómo disponer el rack de módulos.
Con relación a las sombras, un módulo fotovoltaico afectado por ellas verá una reducción de su producción potencial, impidiendo así un aprovechamiento eficiente de la energía; en algunos casos, además, cuando la sombra es muy localizada y persistente en el tiempo la consecuencia última será el fallo del equipo.
Por ese motivo, ya sean dichas sombras producidas de unos módulos a otros o por obstáculos dentro y alrededor de la instalación (chimeneas, árboles, líneas eléctricas y postes, etc.), los paneles deben orientarse de tal manera que las eviten o se minimicen en la medida de lo posible, tanto en superficie como en tiempo de afección. En este sentido, la orientación del rack de módulos (horizontal o vertical) posibilita también un menor impacto de potenciales sombras gracias a la actuación de los diodos by-pass y la interconexión interna de las células.
Sin embargo, la decisión de orientar el rack de módulos en el eje horizontal (los raíles de sujeción discurren en el largo de los módulos) tiene un impacto económico, ya que hace necesario aportar más estructura y el sobrecoste puede no verse compensado por un mejor rendimiento energético. También en el plano económico, las consideraciones del impacto en coste tienen que ver con la propia inclinación de la estructura, encareciendo la instalación conforme se eleva sobre el plano del suelo, ya que será necesaria más estructura.
En definitiva, la decisión de cómo se afronta la composición de nuestra instalación fotovoltaica atendiendo a la colocación de los paneles solares deberá conjugar los condicionantes de su ubicación para asegurar una captación de energía solar óptima (latitud y espacio disponible), y las implicaciones económicas de las diferentes opciones que se plantean a partir del primer caso.